-La infamia tiene visos de tragedia.
- La traición también - replicó el hombrecito de mirada bobina de la izquierda.
- La traición a veces es un acto de arrojo - contestó el que había comenzado a hablar.
Más allá, la humareda suspendida cerca de la ventana, dejaba ver una mar atiborrado de botellas plásticas flotando.
- Si me hubiera dejado...tal vez me hubiera redimido.
- Eso no es verdad. No es posible revertir la ironía... Los hechos son.
Sintaxis curiosa en la que el predicativo deja de ser esencial y el vaso inclinado sobre la boca ya no es sutil, ya es sólo un rito de hombres solitarios con ruido de fondo.
3 comentarios:
Me encanta Sonia!!
Me encanta tu blog!
Tiene un no sé qué, que qué se yo... Tiene vena de artista y de locura, vistazos de tí y de todo...
Felicidades!
Bravo, madre. Me encanta lo tuyo.
Me encantó, no sospechaba la dimensión de tu virtud literaria. Evidentemente sos mucho más de lo que veo siempre.
Hay algo de nostalgia y algo de esa extraña metafísica argentina en tu blog. Me gustó muchísimo.
Un beso y mi ya referida admiración por vos.
Te quiero y gracias por estar ahí.
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