Bienvenidos


Me siento como abriendo algo más íntimo que la puerta de mi casa. Pero disfruten del patio y de todas sus dependencias. ¿O acaso no es así?


lunes, 24 de diciembre de 2007

Paralelismos

Leí que en Sicilia, Italia, terminó el 22 de diciembre, un festival musical de tres días, organizado para protestar contra las actividades de la mafia. Fue exactamente en Corleone.

El festival, estuvo organizado por la asociación antimafia "Libera", por la cadena MTV Italia y por el ayuntamiento de Corleone. Se llevó a cabo en el escenario de la Plaza Falcone-Borselino, nombres de los jueces asesinados por la mafia, Giovanni Falcone y Paolo Borselino en 1992. Falcone era conciente del peligro que corría, cuando en una entrevista expresó que investigar a la Mafia era como caminar en un campo minado. Y así fue.


Los paralelismos son inevitables, se dan en la película El Padrino, y es posible tejerlos en la relación realidad- ficción. Los medios dan cuenta de que miles de personas se congregaron en la plaza y lucieron camisetas con el lema "Los corleoneses no somos todos iguales. Yo no quiero ser un mafioso". Hay en esta consigna dos ruegos, no generalizar, y un llamado de atención, conciente o no, pero está. El llamado de atención expresa la voluntad de no convertirse en un mafioso. Puede sonar terrible, pero es un pedido de auxilio y expresa una realidad. Nadie mejor que los sicilianos para comprender el fenómeno de la Mafia, su nacimiento, significación, y su organización. Hecho que se tradujo también a la ficción, cuando Michael Corleone - que tampoco quería ser un mafioso- viaja a Sicilia huyendo de su primer asesinato, e inicia de este modo, un camino de aprendizaje, un proceso de identificación: allí es donde Michael comprende a la organización a la que pertenece. Años después intentará explicarle lo aprendido a Kate en ese paseo por Sicilia, su gente y creencias. Kate necesita esa explicación, ese sentido último, porque es norteamericana, a diferencia de Apollonia, que jamás preguntaría sobre las actividades de su marido.

Ha escrito Mario Puzo en su famoso libro que dio origen al “El Padrino”, la película de Coppola, respecto a esa visita de Michael a la tierra original:
“Supo que la palabra “Mafia” había significado, en su origen, lugar de refugio, y que fue luego cuando se convirtió en el nombre de una organización secreta para luchar contra los poderosos que durante siglos habían manejado a su antojo al país y sus gentes. Sicilia era una tierra que había sido más maltratada que cualquier otra en el mundo. La Inquisición había torturado a ricos y pobres. Los poderosos terratenientes y la numerosa secuela de sus servidores, habían ejercido poder absoluto sobre granjeros y pastores y la policía no era sino un instrumento de poder de aquellos…”
Sicilia había aprendido el silencio; hablar, protestar tenía consecuencias espantosas, entonces desde el silencio surgieron estas organizaciones y se aplicó la Ley del silencio, la Omertá. El acto de matar a un policía no sólo incorpora a Michael a las filas de su padre, sino que repite un destino feroz. Es por defender a su padre que reacciona de este modo, se ofrece para terminar con las personas que amenazan la vida de su padre, todos los personajes saben que de allí no se regresa. Que un destino de violencia acaba de darse inicio. El paralelismo aquí se teje con su pueblo. La historia del padre se repite, el destino es trágico e ineludible.

John Dickie, en su libro la Cosa Nostra dice que hay tres rasgos que caracterizan a la Mafia: la permanencia en el tiempo, el juramento de fidelidad de sus componentes y la aspiración al control del territorio. El vehículo para lograr sus fines es la extorsión y la corrupción. La extorsión tiene su origen en la necesidad de supervivencia de los mafiosos, que aparece como un sistema de protección y garantía: "si pagás nadie te rompe el negocio y te proteje de los que quieren hacerte daño.” Y advierte que la Mafia no es posible sin la complicidad de la política y de la Justicia. He aquí hay otro paralelismo pero real: si la Mafia surge como una reacción en contra de un estado opresor e injusto, lo que instala es otro Estado, un Estado Oculto, paralelo. Los habitantes de Corleone, hoy, expresan que diez años atrás nunca se hubieran manifestado de este modo por temor, entonces es lógico pensar que lo que se rompió es el sistema económico establecido por estas organizaciones, ya no necesitan protección, y la vulnerabilidad de las mismas obedece a que se rompió la Omertá.

Volviendo a la película, Michael luego de muerto Sony y Apollonia, desata en el seno de su familia política una venganza feroz, la muerte de Carlo obedece a que este personaje es el culpable de ambas muertes, es un traidor y una amenaza, lo entederá Connie con el paso del tiempo. El asesinato de Sony tuvo éxito, el de Michael no, el plan era dejar sin herederos al imperio de los Corleone. Sin embargo, la historia ficcional, no deja a Michael sin castigo, la muerte de su hija, el grito mudo que revela el dolor más profundo, el recuerdo de los bailes con las mujeres de su vida, y la soledad como compañía, lo dicen todo. Pero sabemos que la ficción nos permite esas licencias de composición. Ahora bien, ¿las manifestaciones públicas que hoy ocupan los diarios marcan la decadencia de la Mafia y su justo castigo por los delitos cometidos? ¿Significa la muerte del mafioso como generalización? Espero que sí.

Pero estoy segura que este tipo de organizaciones no es privativa de la Mafia de Sicilia, Camorra de Nápoles o D´nangheta de Calabria, o de otros paralelismos que pueden tejerse hoy como los carteles colombianos, existe y, también entre las sombras, organizaciones unidas ahora por intereses económicos, más secretas y tan condenables como estas, sólo que el silencio no se sella con violencia, sino con dinero. Acaso, ¿los intereses económicos privados no tuvieron nada que ver en muchos de los conflictos sociales, guerras asesinas que pueblan el planeta? Se critica y alienta a la reacción en contra de estas organizaciones por su violencia, pero también porque entorpecen el accionar de otras. Pero lo cierto es que los que están el medio están cansados de la muerte que los circunda, no es fácil para nadie contar los muertos que caen a tus pies. Pero el problema aquí parece ser siempre el mismo, de qué lado del río estamos.

martes, 6 de noviembre de 2007

La tabacalera. Carmen de Carlos Saura.



Con coreografía de Antonio Gades, Maestro!
¡Qué bueno recordar esto! Es una película que vi muchas veces, pero para los videos club ya es vieja y está fuera de moda. ¡Qué belleza! ¡Qué visión la de Gades! ¿Quién no estaba enamorada de Gades entonces? Y esta escena que pinta de cuerpo entero, de lo que somos capaces las mujeres. ¡Esa pelea que nos aproxima a los hombres, fuertes, sin dejar de ser sensuales y peligrosas! Y " No te metas con la Carmen". Ese duelo de tacones, palmas y miradas, ¡colosal!¡Sublime!

miércoles, 3 de octubre de 2007

Condicional Simple del verbo Desear + Infinitivo del verbo Ser

Anita Ekberg en el famoso baño en la Fontana de Trevi.

Puesta en escena

Como salidos de una estampita francesa, ella y él atravesaban la calle de tierra rumbo a la iglesia.
Del otro lado, por la vereda norte, la mujer apuntaba la copa de una mora gigantesca. En el mismo instante en que el coche dejaba una estela de humo y un dejo de matraca en el aire, sonaba el disparo.
Lo sé. Las hojas en un revuelo violento caían y las gallinas alzaban las plumas en clara estampida o retirada.
Entonces ella giraba su cabeza de sombrero de tules atados al cuello. Por detrás, él permanecía atento a esquivar los pozos.
Nunca había visto un hombre con moñito, ni a una mujer de manos regordetas sosteniendo una escopeta. Y nunca volví a ver una comadreja muerta.

domingo, 30 de septiembre de 2007

Un cuento infame

Juro que nunca empecé algo por el final, pero haré una excepción. Tengo en los oidos las palabras del desdichado. Fuera de la influencia del objeto sobre él, era posible advertir en su rostro el abismo.
El infeliz entró sin más recomendación que un título rimbombante, un traje de yuppie y los mejores augurios para crecer dentro de la empresa. Joven por donde se lo mirara, seguro de que el futuro le pertenecía, unas cuantas dotes de buen orador y una sonrisa "ancha" -dirían mis paisanos-.
El primer día, a la derecha de su escritorio fijó el crital. Tendría unos cinco centímetros, facetado, brilloso. "Mi amuleto de la suerte", dijo a los curiosos. Las damas apreciaron la belleza de una sonrisa dedicada y seguramente ensayada frente al espejo durante la adolescencia. Sin duda confiaba en la influencia del artefacto. Lo había acompañado durante sus años universitarios y narró sin apuro los hartos beneficios recibidos.
Las primeras semanas transcurrieron como lo había soñado, inclusive en la dimensión del éxito ansiado. Es por eso que el adminículo fue objeto de los cuidados más extremos y sometido sin necesidad a lustres indecorosos. El brillo terminó por encandilar a los demás oficinistas que empezaron a creer en el milagro y durante las ausencias de su dueño, hurtaban la estatuilla y se destinaba a otros escritorios. Hasta se había habilitado un libro de reservas y horarios. Así se nos cambió la vida.
El conflicto se produjo cuando él se convirtió en el blanco de los deseos de los compañeros. Poco a poco su sonrisa ganadora trocó en mueca grotesca, había perdido su toque y los favores divinos.
Convencido de que las penurias obedecían al descuido generado al sentirse pleno de éxito, procuró las siguientes semanas tal obsesivas sesiones de lustrado que opacaron para siempre el brillo de eso. Cuando comprobó el desgate al que lo sometió, sucumbió.

Fue despedido sin preámbulos. Mientras se retiraba nos miró y gritó en una lengua incomprensible algo parecido a un insulto o maldición, no podría asegurarlo.

domingo, 23 de septiembre de 2007

sábado, 22 de septiembre de 2007

La infamia tiene visos de tragedia


-La infamia tiene visos de tragedia.
- La traición también - replicó el hombrecito de mirada bobina de la izquierda.
- La traición a veces es un acto de arrojo - contestó el que había comenzado a hablar.
Más allá, la humareda suspendida cerca de la ventana, dejaba ver una mar atiborrado de botellas plásticas flotando.
- Si me hubiera dejado...tal vez me hubiera redimido.
- Eso no es verdad. No es posible revertir la ironía... Los hechos son.
Sintaxis curiosa en la que el predicativo deja de ser esencial y el vaso inclinado sobre la boca ya no es sutil, ya es sólo un rito de hombres solitarios con ruido de fondo.

lunes, 6 de agosto de 2007

Líneas de diario


Al otro lado de la realidad: la isla de las pesadillas, un juramento, una obsesión llamada Ingrid, y un fantasma que no para de rugir.

lunes, 18 de junio de 2007

Él 2


Voy de éxodo en éxodo. Yo y mis bártulos. Yo y mi incertidumbre a cuestas. Siempre a cuestas. Solo. Pensaba que era lo mejor. Me dejé seducir por el camino de adelante, nunca el de atrás. "Si me querés seguime". Evidentemente, no me quisieron lo suficiente o exigí demasiado. Ahora comprendo, alguna vez había que hacer un alto por elección no por putas casualidades. ¡Huyendo de qué! Si te alcanzaron cuando menos te lo imaginaste y estás tan solo, tan desarmado, tan poca cosa. La vida te ganó de mano, tomó la batuta y ni siquiera se la disputaste. Aceptaste todo como un sino, la marca desde el nacimiento, el acatamiento a los designios de los dioses. Imbécil! Desertaste antes de empezar. Viviste como un cobarde. Ahora la rabia no te alcanza para jugar la partida, porque es tarde y no aprendiste las señas del truco. Y estás aquí mirando los monitores, mirando a María que no te ve. Te ignora. Te deja estar. Te consiente. Sudás como un hijo de puta, olés mal. Es el miedo. La inseguridad, el desconcierto. La espera. Y el silencio.
¿Te vale de algo el equipaje? El que durante estos años trataste de resucitar. ¿Tanto mal me hicieron? Recuerdo el anhelo de mis viejos, a juzgar por las imágenes de mis fotos por toda la casa, mi radiografía, mi diario íntimo. La primera comunión. Las fotos del ejército. El casamiento. Mis hijos. En medio, los dolores, las ausencias, las renuncias, los fracasos y la huída, tardía, como corresponde.

ÉL


Dos tardes atrás María me observaba, decidí simular que no me daba cuenta. Horas después, la vi recostada en el camastro, parecía desamparada. Hubiera querido abrazarla.
Picado de curiosidad, inicié, ayer a la noche, un camino repetitivo de la mesa de trabajo al visor de Marcos, y de allí al visor de María. Recordé y traté de imaginar los sitios que me gustaría mostrarle a ella y vi con nitidez asombrosa la tenue llovizna cayéndole en la cara, y yo la besaba. Sospeché que aunque me perdiera en el tiempo, siempre recordaría ese momento.
Desde entonces creo escuchar su voz, siento su perfume, me mojo los labios y me los muerdo. Sobre un costado del escritorio imagino sus piernas cruzadas. Con certeza puedo decir que eso sucedió anoche. Allí. Se levantó. Corrió la silla. Dio unos pasos y dijo una balada. Como un viento muy suave, su voz, me recorrió el cuerpo. Miré sus labios, el escote profundo y el lunar casi al borde de la tela.
Escogí los rasgos más precisos y la más secreta abstracción de mi deseo. De todos modos, no es posible traslucir ni traspasar la memoria particular por lo que esto es sólo una inútil ceremonia sin importancia. Pero, ¿cómo rechazar la memoria familiar y las huellas indelebles del lunar en el escote? Dentro de algunos años, imágenes de este encuentro serán fragmentarias y distintas para ambos, y maldigo la nostalgia que me seguirá por siempre.

María


He heredado de mi madre el don de predecir las tormentas. He aprendido a observarlas en su estado incipiente cuando recortan apenas el horizonte. Las veo crecer, cambiar de formas. Adivino en los colores lo que se avecina: las nubes azules, frío; las blancas, piedra; las grises azuladas, agua, las tumultuosas y grisáceas, viento y agua; las tumultuosas y blanquecinas, viento y piedra. Las que llegan vienen del sudeste. Las del Sur no llegan a Mercedes, al decir de sus habitantes, las "levanta el río", salvo que sean muy grandes y propicie el viento caliente del norte, y ahí sí, "agarrate Catalina que vamos a cabalgar". Son raras, se llevan la ropa de las sogas, las palanganas o los baldes plásticos de los vecinos, arrastran carteles, destruyen plantas y derriban árboles. Nunca pasan desapercibidas y como no son frecuentes, inexplicablemente, la gente confía en la acción poderosa del río, y siempre la toman desprevenida. Luego se quejarán por los daños producidos, recogerán parvas de hojas, los vidrieros trabajarán noche y día, los plomeros destaparán desagües y será el tema de conversación de las mujeres en la peluquería. Todo eso, durante días. Aún no logro comprender la necesidad de la anécdota personal, o ¿es verdad que la desgracia ajena consuela la propia?
A pesar de esto las tormentas ejercen sobre mí una fascinación extraña, cuando todos huyen, ellas me tientan, me conmociono cuando quedo en el ojo de la tormenta, asisto encantada a la ceremonia, consagro mi piel a las primeras gotas, y huelo más allá de la explicación de los gases químicos liberados; encuentro en el agua o en la piedra mi desnudez dondequiera que se origine.